Sarcófago de Tutankhamon |
Respaldo del trono de Tutankhamon |
Tutankhamon
Largo tiempo se ha discutido sobre el origen del faraón Tutankhamon. Que no apareciera representado junto a sus padres en monumentos hizo pensar que no pertenecía a la familia real, o que provenía de una rama secundaria de la misma. Pero actualmente, la genética comparada de las momias de la XVIII dinastía ha revelado que Tutankhamon tenía un estrecho parentesco biológico con los faraones anteriores.
El examen genético de la momia de Tutankhamon muestra que en su familia hubo endogamia. Se cree que pudo ser hijo de una hermana de Akhenaton. Pero también pudo serlo de una prima hermana con generaciones anteriores de mezcla con la familia real, como Nefertiti, o una hermana de ésta. Hay teorías sobre otra esposa de Akhenaton, llamada Kiya, como madre de Tutankhamon. En tal caso, Kiya podría ser una hermana de Akhenaton o de Nefertiti. Las hermanas de más edad de Akhenaton se casaron con su padre; sólo las que eran de menos edad que él, demasiado jóvenes en su coronación, llegaron a ser sus esposas. Si la tal Kiya tenía una edad aproximada a la de Akhenaton, probablemente no era su hermana, aunque nada impide que fuera la de Nefertiti, nacida entre ésta y Mut-Nedjemet, futura esposa de Horemheb.
Por ahora, no hay constancia de Kiya como hija de Ay, pero es una posible línea de investigación a seguir. Cuando Ay llama a Tutankhamon hijo suyo, quizá no se refiera sólo a que es el marido de su nieta, ya que, si Kiya era hija de Ay, Tutankhamon sería el propio nieto de éste. De ser eso cierto, todas las teorías sobre Ay conspirando para arrebatar el trono a Tutankhamon, incluso asesinándolo, carecerían de sentido, dado que Ay siempre demostró amar mucho a su familia, que, por desgracia, vio desaparecer casi por completo.
Se repite una y otra vez en los libros que Tutankhamon abjuró del culto a Atón y lo cambió por el de Amón. Pero se halló en su tumba un trono en el que aparece con su esposa bajo los rayos, terminados en manos, de Atón, tal y como lo hacía representar Akhenaton. Como la pareja real representada en el respaldo del trono ya no es de niños, se ha supuesto que es Akhenaton con Nefertiti y que Tutankhamon se limitó a guardar o aprovechar el trono de su padre. Pero el trono tiene inscripciones de Tutankhamon, y ningún intento de quitar o modificar la imagen de Atón. Tales especulaciones dejan de tener sentido cuando se conoce mínimamente la religión egipcia, y se observa que ni antes se adoraba a Amón y a otros dioses pero no a Atón (Atón es la divinidad más antigua de Egipto, de la que proceden las otras, al menos la Enéada), ni Akhenaton adoró nada que no fuera el Atum o Atón de Iunu (Heliópolis), identificado con Amón por los faraones tebanos, y, en consecuencia, llamado Amón-Ra.
Se sabe que Tutankhamon gobernó bajo la regencia conjunta de Ay y Horemheb, los cuales procuraron hacer que el país volviera al orden tradicional. Durante el reinado de Tutankhamon se restauraron los templos y se construyeron bellos monumentos.
Las circunstancias de la muerte de Tutankhamon son inciertas, aunque no es imposible que muriera luchando contra los hititas. Algunos estudios de la momia parecen indicar que murió en batalla. El prejuicio de los escritores ha hecho pensar que no era posible que un niño fuera a la guerra. Pero Tutankhamon, al morir, tenía dieciocho años, la mayoría de edad actual, y un antiguo egipcio era considerado un hombre casadero y de edad militar a los quince años, y en el caso de un príncipe, incluso antes. Los hijos de Ramsés II tenían menos de quince años cuando ya le acompañaban a las batallas, y el propio Ramsés II llevaba aún la trenza de la niñez cuando iba a la guerra con su padre.
Se ha especulado mucho con la posibilidad de que Ay o Horemheb asesinaran a Tutankhamon. Pero Ay (quizá el propio abuelo de Tutankhamon) pudo haberlo hecho mucho más fácilmente en Akhet-Aton, cuando Tutankhamon era un bebé. Y Horemheb, de ser él el culpable, no habría esperado a que creciera para eliminarlo. Que Ay fuera ya faraón cuando tuvo lugar el entierro de Tutankhamon no resulta tan sorprendente cuando se tiene en cuenta que Ay había sido su regente, y, como tal, contaba como un corregente, un sucesor coronado en vida del rey. Algunos autores han creído que el hecho de que Ay estuviera ya coronado en el entierro de Tutankhamon obedece a que Ay quiso apresurarse a acceder al trono antes de que Horemheb pudiera arrebatárselo. Pero un anciano como Ay no habría sido un obstáculo para Horemheb, que estaba al mando de todo el ejército (y no hay constancia de que Ay le destituyera de este puesto). Es más probable, pues, que la sucesión de Tutankhamon estuviera ya estipulada, y Horemheb de acuerdo con ello.
Que Horemheb no quiso borrar de la memoria a Tutankhamon lo prueba el que, en vez de destrozar su tumba, la reparó tras un intento de robo cometido durante el reinado de Horemheb. Y esa tumba estaba llena de objetos de Akhenaton y del resto de la familia.
Se sabe que Tutankhamon gobernó bajo la regencia conjunta de Ay y Horemheb, los cuales procuraron hacer que el país volviera al orden tradicional. Durante el reinado de Tutankhamon se restauraron los templos y se construyeron bellos monumentos.
Las circunstancias de la muerte de Tutankhamon son inciertas, aunque no es imposible que muriera luchando contra los hititas. Algunos estudios de la momia parecen indicar que murió en batalla. El prejuicio de los escritores ha hecho pensar que no era posible que un niño fuera a la guerra. Pero Tutankhamon, al morir, tenía dieciocho años, la mayoría de edad actual, y un antiguo egipcio era considerado un hombre casadero y de edad militar a los quince años, y en el caso de un príncipe, incluso antes. Los hijos de Ramsés II tenían menos de quince años cuando ya le acompañaban a las batallas, y el propio Ramsés II llevaba aún la trenza de la niñez cuando iba a la guerra con su padre.
Se ha especulado mucho con la posibilidad de que Ay o Horemheb asesinaran a Tutankhamon. Pero Ay (quizá el propio abuelo de Tutankhamon) pudo haberlo hecho mucho más fácilmente en Akhet-Aton, cuando Tutankhamon era un bebé. Y Horemheb, de ser él el culpable, no habría esperado a que creciera para eliminarlo. Que Ay fuera ya faraón cuando tuvo lugar el entierro de Tutankhamon no resulta tan sorprendente cuando se tiene en cuenta que Ay había sido su regente, y, como tal, contaba como un corregente, un sucesor coronado en vida del rey. Algunos autores han creído que el hecho de que Ay estuviera ya coronado en el entierro de Tutankhamon obedece a que Ay quiso apresurarse a acceder al trono antes de que Horemheb pudiera arrebatárselo. Pero un anciano como Ay no habría sido un obstáculo para Horemheb, que estaba al mando de todo el ejército (y no hay constancia de que Ay le destituyera de este puesto). Es más probable, pues, que la sucesión de Tutankhamon estuviera ya estipulada, y Horemheb de acuerdo con ello.
Que Horemheb no quiso borrar de la memoria a Tutankhamon lo prueba el que, en vez de destrozar su tumba, la reparó tras un intento de robo cometido durante el reinado de Horemheb. Y esa tumba estaba llena de objetos de Akhenaton y del resto de la familia.
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